Cuando visitamos el lugar por primera vez nos llamó la atención la decidida horizontalidad del terreno y las líneas limpias que trazaban los muros en todo el perímetro. Nuestra ambición era crear una casa que tuviera un sentido de lugar definido, no sólo por Mallorca o Pollença, sino por este terreno. Por lo tanto, elegimos construir una casa inferior de una sola planta, de planta abierta y extendida hacia el paisaje. Para reducir la escala aparente de la casa, la dividimos en tres volúmenes separados para dormir.
sala y cocina/comedor, cada uno de diferente tamaño para acomodar los diferentes usos.
Estos tres volúmenes están inclinados hacia el norte para brindar sombra del sol y permitir que entre una luz suave en el plano de la casa a través de las ventanas del triforio. Los volúmenes también avanzan en el plan para introducir luz y abrir vistas desde las salas de actividades principales.
Los tres volúmenes de una sola pendiente hacen un guiño a los sencillos graneros agrícolas tradicionales construidos en piedra de la zona.
La escala es muy importante en la casa. Todas las puertas y ventanas de cristal tienen una altura de 2,7 m, que es la altura típica del techo de un edificio de oficinas. Esto da una sensación de generosidad que tendrás que experimentar de primera mano.
Los muros que rodean el terreno fueron construidos de piedra, por lo que hemos construido la casa completamente con el mismo material. De esta manera reconoce la tradición mallorquina y se integra sin esfuerzo en el paisaje. Esta piedra también se utiliza internamente en las paredes principales para que esta sensación de lugar fluya hacia la propia casa. El interior no está decorado, sino que es producto del material, el espacio y la luz.
